El Ingenio
“El Valle de los ingenios tuvo en lo que fuera la hacienda de Guáimaro, uno de los “colosos” que ayudaron a forjar la leyenda de fortunas trinitarias, y colocar a Trinidad en la primera mitad del siglo XIX entre las tres primeras ciudades de Cuba por importancia”.
“El ingenio Guáimaro, poseía 84 caballerías, la primera noticia sobre este data de 1788, En 1827 logró la zafra más alta del mundo en su época: 82 000 @??? de azúcar mascabada y purgada, (más de 900 t), con cuyo beneficio José Mariano Borrell construyó un palacio en las calles del Desengaño y Peña, hoy conocido por el nombre de Palacio de Cantero. En 1830, el ingenio Guáimaro fue valorado en la altísima cifra de 459 527 pesos.”
A la muerte de Don José, le hereda su segundo hijo, Mariano Borrell y Lemus, que a su vez contrae matrimonio con Josefina Villafaña y tienen 5 hijos. “Ostentaba el título de marqués de Guáimaro, nombre de su hacienda e Ingenio, cuya Casa de Vivienda se conserva hoy día con sus arcos, escalinata y pinturas murales, situada en la finca de su nombre en el Valle de San Luis o de los Ingenios”.
“La tradición oral cuenta que en uno de los aposentos de la Casa de Vivienda el dueño mandó a dibujar un diablo. A la muerte del marqués sus descendientes se dieron a la tarea de pintar una y otra vez –infructuosamente- la pared para eliminar al demonio, pero siempre éste volvió a aparecer.”
La tercera generación de la familia Borrell, José Mariano Borrell y Lemus es quien da la forma definitiva a esta hermosa vivienda que ha llegado a nuestros días, este contrata al celebre arquitecto, decorador y pintor italiano radicado en Cuba: Daniel Dall Aglio, autor del Teatro Santo y la Iglesia de San Pedro Apóstol ambas obras en Matanzas, para la decoración interior de la casa de vivienda del ingenio Guáimaro, trabajos que para febrero de 1859 ya había finalizado, se supone que las hiciera en la década del 1840 y que consistieron en uno de los salones más bellos del país, cubierto de pintura mural desde piso a techo, con temas Románticos y Neoclásicos a la usanza europea.
Cuenta la Historia que un día montando a caballo por su ingenio un esclavo le disparó 5 tiros, ninguno en órganos vitales, por lo que éste disparando al esclavo en una rodilla lo lleva consigo a Trinidad, donde delante de testigos le obliga a confesar quien le había pagado para que lo mataran. Al enterarse de que habían sido su mujer y su primogénito Federico Eduardo, deshereda al segundo y manda encarcelar a la primera.Desengañado de la traición de su propia familia decide enterrar su fortuna: “Hablan de los enterramientos de oro y de la matanza de los esclavos que trasladaban esa fortuna del marqués de Guáimaro para preservar así el secreto, explica Raúl García Álvarez en su libro La Trinidad, embrujo del Nuevo Mundo. Mientras para el historiador de Trinidad, esta imagen se creó a su alrededor a veces con malas intenciones o porque era el individuo más acaudalado de la ciudad, con una fortuna que se dice ascendía en 1850 a cinco millones de pesos oro.
La leyenda continúa viva y aún hay quien piensa ir en busca del oro que enterró, en medio del misterio, este hombre de abolengo”
Por lo que hereda su segundo hijo que aunque contrae matrimonio muere sin descendencia. Por línea sucesoria pasa a su tercer hijo Guillermo Eloy Borrell que se casa con Pilar Polo, mi bisabuela. Tienen 5 hijos, ella queda viuda pronto y contrae segundas nupcias con su primo Juan Rodríguez, mi bisabuelo, en Cádiz. Deciden irse a vivir a Cuba, y en el Barco que los llevará hasta Guáimaro nace mi abuelo Juan, que obsesionado con la historia del oro enterrado, se pasa media vida buscándolo. Vive entre Sevilla y Cuba, hasta la Guerra civil española que se instala en Guáimaro.
En 1948 mi padre, Manuel Rodríguez-Torres y Polo de Lara, vende el Ingenio, aunque el eco de ésta historia continúa en nuestra familia y en su memoria he elegido éste nombre